Usuário convidado
4 de março de 2025
Una pena de hotel. Antes era un sitio delicioso, con los nuevos propietarios y cambio de gerencia, se nota que solo buscan la rentabilidad y no la atención al huésped. Las habitaciones están descuidadas, armarios con arañazos y puertas melladas. Perchas rotas. Falta de mantenimiento en todo el hotel. La limpieza justita. En el cuarto de baño las toallas pequeñas y algo raídas. No hay champú ni acondicionador (un gel/champú general). Antes tenían zapatillas y albornoces, ya no. El servicio de autobús a pistas ya no llega a la zona de Anayet, solo a Sextas. Si vas con niños pequeños que empiecen el cursillo en Anayet, se tendrán que cruzar la estación esquiando para llegar. Lo peor, el desayuno. Ínfima calidad de los productos. Fruta con pegatinas o directamente melocotón de lata y ensalada de frutas de lata. No hay ninguna opción saludable. Cereales industriales de chocolate o con azúcar. Salchichas industriales con la forma cuadrada del paquete. No hay tostadas de pan integral. El embutido y fiambre de malísima calidad. Los huevos revueltos malos (serán de polvo?) Bollería industrial. Como fruto seco en vez de unas nueces o similar, una mezcla de kikos con cacahuetes fritos y salados. Han querido abaratar costes y parece que lo han conseguido. Lo mejor, el personal, atento y amable.
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